lunes, 17 de noviembre de 2014

¡Empezamos la semana con fuerza!

El sábado, terminé de leer "La música del silencio"; resulta que, nada más acabarlo, me puse a hacer una crítica pero, al ser casi la una de la mañana, teniéndolo reciente, y con sueño; a la mañana siguiente lo hice de nuevo.
ME HACE MUCHA ILUSIÓN ESTA CRÍTICA, PIDO QUE LA LEÁIS Y ME DEIS VUESTRA OPINIÓN.
Y aquí la crítica:

Les voy a contar la pequeña historia de un libro que sale de todo lo anteriormente escrito.
"La música del silencio", si he de describirlo con una sola palabra, lo haría con "extraño"; intentaré explicar lo mejor posible por qué, lo cual es complicado dado que considero una gran responsabilidad hablar sobre algo de lo que no tengo demasiados conocimientos al no tener apenas edad para haber leído una novela clásica, sin ser adaptada.
Si empezamos analizando la historia que nos cuenta Rothfuss, no tiene absolutamente ningún sentido.
Ya nos avisa en el prólogo que, si esperamos una novela como alguna de sus anteriores, el libro no nos gustaría; que él aquí sólo habla de Auri.
En efecto, la novela sólo trata sobre Auri, hay escased de acción, por no decir que no hay acción y es absolutamente toda la novela descripción.
Esto es, no sólo raro, si no, en mi opinión arriesgado. Rothfuss ha roto cualquier esquema anterior sobre cómo debe de ser una novela, y lo ha tirado a la papelera.
Sin embargo, el hecho de que Rothfuss, ahora hablando en términos literarios, haya hecho una descripción nada pesada, que en apenas 135 páginas, nos ha sabido transmitir cómo es Auri, y qué siente hacia ella, hacia un personaje que, para los que no hayan leido los anteriores libros es "él", y hacia la Subrealidad, en mi opinión, es una auténtica maravilla.
"La Música del Silencio" nos enseña a darle un mayor sentido a cualquier cosa insignificante que tengamos alrededor. Si, puede sonar filosófico e incluso muy visto, pero es que Rothfuss, en verdad, ha sabido cómo hacerlo.
Auri es una muchacha, para los que lean la novela y no la sepan apreciar, completamente majara, que vive en un sótano jugando con sus sentimientos, haciendo como si los objetos de su alrededor fueran personas. Y es que es verdad, Auri es tal que eso, pero no nos la transmiten así.
Auri es capaz de ver el fondo de las cosas, cómo se sienten, y su vida la dedica a poner en orden su pequeño reino, según los sentimientos de las cosas que va encontrando. Para ella, absolutamente todo tiene un sentido; y ese sentido es el que ella debe encontrar para hacer feliz a las cosas, y a ella misma.
Repele el egoísmo de una manera brutal, para cómo está la sociedad en estos momentos; resulta imposible estar en tu habitación, y dejarla revuelta, sin sentido; ¿qué habría hecho Auri? Probablemente apretaría los puños, roja de rabia.
Por otra parte, la novela tiene una pequeña ironía, o, más bien, contradicción:
Empieza la novela con una frase, que marca el curso de las cosas en toda la novela, pero que no ocurre dentro del tiempo narrativo; deja la intriga al final, no sabemos si Auri acierta o no con sus predicciones o con sus regalos; pero precisamente es ésto lo que más llama la atención.
La novela, con ausencia total de diálogo, es, sin duda, una buena lectura para alguien que lea el libro queriéndolo y saboreándolo, pero un auténtico disparate para el que no esté tan loco, como para no entender a Rothfuss.

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